España 2013 o ¿cuándo se acaba la crisis?
En el informe del Banco Mundial de Junio de 2011, Burns&Riordan [1] anticipaban para el largo plazo «una menor confianza entre las empresas y consumidores europeos». También tipos de interés altos y primas de riesgo también elevadas. Lo cierto es que durante 2012 así ha sido. Pero en una escala aparentemente exagerada (o así se nos dice) para las reformas que se han emprendido. Pero el problema de fondo podría encontrarse en los efectos colaterales de la crisis europea en los paises del sur, ya que la falta de medidas realmente efectivas (corrupción política, desinversión en inteligencia, fuga de capital humano y caida del consumo entre otros…) amenaza con no poner fin de manera «definitiva» a los problemas que originaron tan aciaga situación. Nos dejan sin saber cuándo se acaba la crisis.
Mucho se habla en el citado informe de medidas acertadas o erróneas, pero poco se trata el tema de fondo y aunque lo intuimos nadie se decide ponerlo sobre la mesa: nuestro sistema de vida (y me refiero al estado del bienestar) no puede sobrevivir sin profundas reformas que nos asienten no únicamente sobre aspectos monetaristas o de intercambio comercial: aunque dichos aspectos son muy importantes no enfocan correctamente la realidad del problema. ¿Y de qué otros puntos deberíamos ocuparnos si queremos soluciones en el largo plazo? García [2] lo sitúa en torno a tres conceptos vertebrales: diferencia, desigualdad y desconexión. Para nosotros son también claves, aunque dentro de una óptica más holística y centrada en la superación de nuestra civilización del despilfarro.
Creemos que son objetivos primordiales la construcción de un sistema educativo que prepare correctamente a nuestros jóvenes para la sociedad del conocimiento que dominará el mundo de las próximas décadas, la reducción de gastos no productivos (administrativos y políticos) y su empleo en investigación y ciencia, la creación de una unión de hecho entre el tejido educativo y el productivo, la simplificación de lo accesorio (eliminar barreras a la creatividad o al espíritu emprendedor) y, no podemos olvidarlo porque si lo hacemos lo demás no funcionará correctamente, una justicia «real» capaz de ir más allá de lo nominal y del papeleo inútil para conseguir un espíritu ético y equitativo.
El mundo de las enormes desigualdades constituye nuestro mayor obstáculo de camino al futuro. Como hace Sakaiya [3] en su libro, deberemos construir enfoques «amplios y abarcadores que sinteticen e interrelacionen múltiples facetas de la realidad» para ser capaces de convivir con ese «hombre complejo» al que estamos alumbrando en nuestra época. De lo contrario, es muy posible que nos destruyamos mutuamente por mera falta de entendimiento. Es el mismo desafío al que refiere Beck [4] cuando defiende la convivencia de unidad y multiplicidad dentro de una globalización armonizada y no enfrentada.
Fuentes:
[1] Burns & Riordan.- [en línea] Perspectivas económicas mundiales: mantener los avances en medio de la inestabilidad. Banco Mundial. Volumen 3. Junio 2011. [visitado: 8-01-2013] [enlace externo]
[2] García, N.– [en línea] Diferentes, desiguales o desconectados. Revista CIDOB d’afers internacionals, ISSN-e 1133-6595, Nº. 66-67, 2004 (Ejemplar dedicado a: Representaciones e interculturalidad) [visitado: 8-01-2013] [enlace externo]
[3] Sakaiya, T.- [parcialmente en línea] Historia del futuro: la sociedad del conocimiento. Ed. Andrés Bello. 3ª Ed. Santiago de Chile, 1995. [visitado: 8-01-2013] [enlace externo]
[4] Beck, U.- [en línea] El fin del neoliberalismo. Diario El País, Madrid, 15 de noviembre de 2001 [visitado: 8-01-2013] [enlace externo]