La Globalización
¿Es buena la globalización?
Bueno, parece que el G-20 se ha propuesto seriamente reformar el funcionamiento» de los fondos de inversión de alto riesgo, los denominados «Hedge Funds ”, a los que todo el mundo culpa ahora de haber generado la crísis (o contribuido enormente) y, al mismo tiempo, eliminar los paraisos fiscales donde los más ricos evadían sus responsabilidades sociales de manera impune. Todo esto está muy bien, pero ¿acaso estas medidas de ahora disculpan la inacción anterior de nuestros responsables políticos?
Leyendo el capítulo II.2 (Globalización: naturaleza e impacto) del documento de la OIT «Por una globalización justa: crear oportunidades para todos» me quedo absolutamente de piedra: tanto es así que rápidamente me he puesto a buscar la fecha en que vió la luz. Se me ha debido quedar cara de tonto cuando he comprobado ¡que data de 2004! Hace ya cinco años una organización de semejante tamaño hacía advertencia expresa de todo lo que nos acaba de caer encima ¿por sorpresa?
- «La necesidad de contar con políticas sociales y económicas integradas se ha hecho más urgente a medida que se ha ido intensificando la globalización. La evolución registrada en un campo particular se extiende con mayor rapidez a otros campos. Por ejemplo, las crisis financieras se convierten rápidamente en crisis de empleo y de pobreza. Del mismo modo, la mayor interdependencia entre los países hace que los cambios de política en un país, por ejemplo, modificaciones de los tipos de cambio o de los tipos de interés, produzcan cambios en las exportaciones y en el empleo en otros países».
La desigualdad
No puedo creer que los políticos – o al menos sus técnicos en ecomomía – no estuvieran al tanto de tales predicciones: el negativo impacto de los centros off-shore y paraísos fiscales sobre la generación de inmensas desigualdades y bolsas de injusticia, el riesgo de crísis si no se desarrollaban a tiempo mecanismos multilaterales de control, el aumento de oportunidades para el crimen organizado, la destrucción de los pueblos indígenas y el sometimiento salvaje de las economías más débiles (los países productores), la instalación por norma de la explotación y de la injusticia sobre las capas poblacionales marginadas del nuevo orden global, la intolerancia y el radicalismo dirigido especialmente contra la infancia y las mujeres en multitud de países, en resumen la desigualdad global y el distanciamiento cada vez mayor entre pobres y ricos.
- «Podemos afirmar, por lo tanto, que en la actualidad no hay indicios claros de que se esté reduciendo la desigualdad mundial; por el contrario, existen indicios de que esta va en aumento.. »
Vilas Castro, AleixoUniversidad de Santiago de Compostela.
El estudio de la OIT
Las cifras del estudio de la OIT son tan claras que hasta un simple estudiante se alarma mientras ojea sus páginas. ¿Somos los universitarios los únicos que se han tomado la molestia de revisar este documento? Particularmente tiendo a pensar que si por las élites dominantes fuera las cosas seguirían igual: explotadores cada vez más en la cumbre y explotados empujados a lo más profundo del abismo. Un dato verdaderamente significativo y escalofriante – prueba del cinismo de los neocon – es lo que nos muestra el gráfico 16 del informe: “relación entre el 10% de los trabajad ores mejor pagados y el 10% de los trabajadores peor pagados [..]”. Las economías más neoliberales y productivas (USA y Reino Unido) son las que han conseguido construir una brecha más profunda entre clases pudientes y desarraigados, “en sus propios países”. ¡Qué éxito de las democracias más ejemplares!.
Las minorías poderosas se han enriquecido descaradamente y, no contentas con eso, han querido jugar con fuego y han terminado por conducir al mundo al borde de la ruina. ¿Y esos mismos son los que nos van a salvar? De momento es a ellos a quien se está salvando con tanta inyección de fondos públicos .
FSB y FMI
Personalmente no acabo de tener demasiada confianza en el nuevo FSB (Financial Stability Board) o Consejo de Estabilidad Financiera , cuando es el FMI – cuyas políticas han contribuido al reciente fracaso y a la desigualdad – quien va a gestionar la distribución de los 750.000 millones de millones de euros que el G-20 va inyectar a la nueva economía. Como dice acertadamente el informe de la OIT: “el aumento de la concentración de la riqueza [..] suele implicar un incremento del poder político”.
En fín, es el máximo organismo responsable del descontrol de los flujos especulativos (FMI) quien sale ganado cuota de poder frente a un “naciente” organismo de control de la estabilidad: ¿será David frente a Goliath? ¡Ojalá que así sea!