Corrupción y poder descontrolado
La corrupción puede explicarse, al menos en parte, por la situación de inestabilidad generada en épocas de transición. Así, los fuertes efectos del cambio económico y social dificultan la implantación de límites definidos entre lo público y lo privado y la construcción de una «ética de lo público» (Zuluaga [1]). El autor citado razona que «si la corrupción tiene en Colombia un significado mayor que en otros países, es porque la gobernabilidad está afectada por la presencia del narcotráfico con su capacidad generadora de corrupción y violencia«. Entonces, si en España no hay narcotráfico a quien culpar del favorecimiento de un elevado nivel de corrupción, ¿cuál es la razón de la existencia de un tan elevado nivel de corrupción? Creemos que la respuesta se halla en la falta de organismos efectivos de control del poder.
Oriol [2] analiza las causas políticas y las consecuencias sociales de la corrupción. De entre sus conclusiones merece la pena destacar las dos siguientes:
- «cuando el ejecutivo no cuenta con una mayoría absoluta compacta en el legislativo y existe un poder judicial independiente, los niveles de corrupción son menores«
- «gobiernos excesivamente poderosos ante el legislativo y no controlados por un poder judicial independiente que fiscalice sus actos legislativos y económicos mediante unos tribunales de justicia y de cuentas verdaderamente independientes y eficaces, suponen graves amenazas para el desarrollo«
Pues bién, los ciudadanos de este país han decidido libremente y por la vía democrática de las últimas elecciones:
- que no haya nuevamente «mayoría absoluta» de gobierno.
- que los partidos realicen una reforma del estado que garantice una «separación de poderes» capaz de poner coto a los latrocinios del patrimonio público que empobrecen a todos los ciudadanos.
El mensaje de las urnas
Ahora la gran pregunta es: ¿los partidos salidos de las urnas han recibido el mensaje? Porque a juzgar por los acontecimientos de las últimas semanas la principal inquietud de los grupos políticos se centra en sus propios intereses, sus poltronas y sus cuotas de poder. Quizás siguen pensando en los ciudadanos como simples peones incapaces de captar la realidad y obrar en consecuencia. ¿Es posible que a estas alturas ningún partido se preocupe de lo que verdaderamente importa, los problemas de la gente?
Pues si alguno hay que defienda «programas» antes que «sillones», ese será sin duda quien termine por ser aupado a lo más alto. Los votantes podemos ser tranquilos y poco violentos, pero no somos idiotas en absoluto y somos perfectamente capaces de discernir (aunque sea a diferentes velocidades) quién nos defiende de quien únicamente se defiende a sí mismo. Si finalmente este país tiene que afrontar el gasto enorme de unas nuevas elecciones no quepa duda que los responsables lo pagarán.
Fuentes
[1] Zuluaga, J.- Cuando la corrupción invade el tejido social. Nuev/a Sociedad Nro. 145 Septiembre-Octubre 1996, pp. 148-159 [consultado: 26/01/2016] [enlace externo]
[2] Oriol, J.- Causas políticas y consecuencias sociales de la corrupción. Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat Oberta de Catalunya, jpratscab@uuoc.edu [consultado: 26/01/2016] [enlace externo]