Consciencia y conciencia. Repensar la inmigración
Los dos vocablos provienen en nuestro idioma de la palabra latina «conscientĭa» y en ambos casos la RAE viene a categorizarlo como un conocimiento reflexivo que el ser humano tiene de sí mismo y del universo. Pero en el caso de la conciencia se añade un aspecto más interesante en cuanto poseedora de «Conocimiento interior del bien y del mal«. Y es en esta diferencia propia de nuestra cultura cristiana donde podemos entender que un sujeto como Heidegger (González [1]) pueda consciente y racionalmente alabar y defender los comportamientos del nazismo y al mismo tiempo olvidar interesadamente la perspectiva del bien y del mal. Y es que como decía San Agustín, «si a la política le quitas el bien común de tratar de encontrar la verdad, la justicia y la honradez, el Estado se convierte en una gran banda de bandidos«.
En esta línea resultan súmamente instructivas las palabras de Hernán [2] cuando afirma que «la corrupción consiste en el uso y abuso del poder público para el logro de beneficios particulares o sectoriales, que no se identifican ni comulgan con el bien común«. Es únicamente desde perspectivas como éstas que se pueden utilizar argumentos aparentemente bienhechores del interés común pero transgresores de toda conciencia. Los ejemplos abundan: «Cameron propone ley para limitar derechos de inmigrantes de la UE, El Gobierno endurecerá el padrón a inmigrantes para limitar el acceso a la Sanidad, Francia e Inglaterra no quieren más inmigrantes» y un muy largo etc.
¿Será cierto que los inmigrantes se aprovechan del sistema que los recibe, como argumentan los detractores de la regularización? O más bien – como aduce el artículo del Center for American Progress – los datos prueban lo contrario, mostrando que los inmigrantes:
- Son un beneficio neto para la economía, aportando más de lo que toman.
- Su legalización beneficia al PIB.
- Pagan impuestos indirectos al consumo.
- Ayudan a la solvencia de los sistemas de seguridad social.
En cualquier caso, no deberíamos permitir que un tema tan serio y grave se vea manipulado políticamente, ocultando o falseando los datos con meros fines partidistas. La inmigración no es un problema de los pobres, es algo que nos implica a todos pues estamos en el mismo barco, la tierra. Es urgente no únicamente ser conscientes del fenómeno, sino especialmente tomar conciencia del bien y del mal implicados.
[youtube oNzy4BlIUK4 nolink]
Fuentes
[1] González Varela, N. [en línea] Heidegger como educador político. En: rebelion.org. [consultado: 28/04/14] [enlace externo]
[2] Hernán Contreras, R. [en línea] La corrupción política, una visión desde El Salvador. Foro Iberoamericano sobre el Combate a la Corrupción (1998 Jun. 15-16: Santa Cruz de la Sierra) CLAD; Agencia Española de Cooperación Internacional. [consultado: 28/04/14] [enlace externo]