¿Por fin vientos de cambio en la política española?
Alguien trae vientos de cambio político en España. Si hay algo verdaderamente llamativo en la figura de Alberto Carlos Rivera Díaz (más conocido como Albert Rivera, presidente de Ciudadanos) no es su desnudo en los carteles electorales de las elecciones autonómicas catalanas, ni tampoco su licenciatura en derecho del ESADE o su destacados méritos deportivos.
Lo que más atrae nuestra atención es con toda seguridad lo mucho que se parecen sus ideas a las de todos los «ciudadanos» de este país y de cualquier otro habitado por personas normales, deseosas de labrarse un futuro para sí mismas y sus familias, y lo claro que aquellas tienen la falta de credibilidad de los que hasta ahora les han representado y gobernado.
Y la prueba de su éxito está en que ha pasado de representar el voto descontento en Cataluña a simbolizar el voto harto de todos los españoles que no desean destruir su país sino construirlo y mejorarlo cada día, sin que sus representantes los engañen y los usen para llenarse los bolsillos y abandonarlos a sus desgracias. Resulta especialmente destacable su frase: «No aspiro a ser un político profesional, sino a ser un profesional dedicado temporalmente a la política».
¿Será posible que por fin soplen vientos de cambio real en la política de nuestro país? No lo podemos saber todavía. Pero los innovadores merecen siempre su oportunidad y especialmente cuando ni ellos ni sus progenitores se dejan amilanar por las amenazas. Es fácil de entender que provoque miedo alguien cuyo eslogan es «Sólo nos importan las personas» y «Estamos aquí para que la política vuelva a ser algo honorable».
Claro que un programa así debe producir pánico en la CASTA. Porque incluye principios como la defensa de la Constitución y mayores dosis de democracia. Y también «un ciudadano = un voto» o terminar con el despilfarro territorialista en favor de mejores políticas sociales y potenciación de las nuevas tecnologías. ¿Quién lo va a votar… o más bien QUIÉN NO?