Mundo sin disciplina. Fallo educativo
Mundo sin disciplina, ¿es rentable?. La disciplina es según la Real Academia ,»Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral«. Y disciplinar quiere decir – en su principal acepción – «Instruir, enseñar a alguien su profesión, dándole lecciones«. Aprendizaje instructivo, útil para la vertiente profesional del individuo. Pero también unido a un componente moral que no deja de presentarse como nuclear en el proceso. Un mundo sin disciplina no ayuda a educar.
La bondad o malicia del comportamiento aprendido vienen a marcar la calidad de nuestra moralidad. Y se necesitan para su correcta asimilación una serie de lecciones o doctrinas que nos encaminen por el camino de lo socialmente bondadoso. Y nos alejen de las conductas malévolas, peligrosas para la sociedad. Así pues, bondad y disciplina se ven envueltas en el mismo hábito del correcto aprendizaje social.
Ésto en principio debería estar muy claro para todos nosotros. Pero resulta no ser interpretado correctamente en el seno de una sociedad radicalizada por el consumismo capitalista. No se admiten frenos ni cortapisas al crecimiento constante del PIB. Pues éste nos es presentado como el caño de donde manan todas las bondades. Y así resulta la tendencia de situar al beneficio por encima de la moralidad. Ya que detener el alza del mencionado índice se presenta como una maldad social inaceptable para el sistema. No importa cómo se logre aumentarlo. El PIB se convierte en criterio supremo de bondad. Y, subsiguientemente, toda medida que lo frene pasa a ser considerada «no bondadosa» y es reprobada por la mentalidad consumista.
Mundo sin disciplina. La moral
El trabajo infantil (esclavitud disimulada), por elegir un ejemplo, aún no siendo moral se acepta. Se toma «de facto» como bondadoso por su influencia en la producción barata de muchos artículos. Y es que su consumo caería radicalmente si sus precios hubieran de adaptarse disciplinadamente a la norma moral que prohibe la explotación y el abuso de los débiles. Así pues los dirigentes se saltan dicha disciplina y nos ayudan a mirar para otro lado… por ser más conveniente para el sistema.
Esta doble moral mina profundamente el concepto de disciplina pues impide la observancia de reglas bien definidas y siembra la fe única en la conveniencia, en el poder de someter a quien nos convenga y en la creencia huera de que todo queda justificado en pro del sistema imperante, descartando incluso la crítica y la disconformidad. ¿No suena a puro fascismo?
Mundo sin disciplina. La educación
Observemos el mal en su raíz más pura, es decir la educación de los niños. Veremos que las mismas instituciones educativas se han adaptado al sistema de doble moral imperante. Los educandos ya no aprenden a «esperar su turno, regular sus emociones, comprender que no siempre se hará lo que él quiera» (down21.org), apoyándose fundamentalmente en que los mismos padres consideran la disciplina como un castigo y no como una habilidad social básica.
En resumen «No hay ética sin una cierta disciplina, una disciplina razonable sin la cual es inútil tratar de transmitir normas o hábitos» (Camps [1]). La situación actual debería preocuparnos pues aceptar el subjetivismo moral nos lleva a razonar extrañamente. Así sobre la verdad moral diríamos: «Si toda moral es igual, entonces ¿por qué tener una postura moral en contra del mal? » ¿Sálvese quien pueda?
Fuentes
[1] Camps, V.- Hacer reforma. Los valores de la educación . En: mercaba.org [Consultado: 23/09/2014] [Enlace externo]