Colores, sentimientos y tiempo.
Las dudas del amor
Cenizas grises mis hombros transportan sobre caducas añoranzas. Embriagante sabor de mies no aún olvidada, aunque sí perdida. Impulsaban mis pasos inercia y desazón, hollando el sendero arenoso en la penumbra crecida. Luces irreales velaban mi retina, transportadas por el velo de mis recuerdos, fundiendo en abrazo indistinguible realidades y sueños, sensaciones, imaginación y pasado. Tristeza y melancolía fluían cual contrastes de ensueño mientras al cruzar la foresta eran compañía la soledad y el recuerdo. Al fin respiro hondo, un instante me detengo, contemplo mis pasos y de nuevo camino, como siempre… ¡otra vez sin rumbo!
Chispazos rojos y destellos finos. Oro y cristal, reborde oscuro, dos pozos de luz se acercan a mí. Oleaje espumoso, blanco y nacarado, sujetando con fiereza entre las cejas dos simas de intensa negrura. Y en lo alto de la onda tierras caoba y azabache, gobernando mareas fulgurantes en ignoto océano. ¡Me atraviesa el perfil! Rocío en la frente y dureza en las entrañas delatan el fragor de mi batalla. Suspendido entre terror y frenesí, continúo adelante. Atrás queda el torrente turbulento de deseos y emociones encontradas.
El peligro atrás …¡De nuevo soy consciente! Más algo falta… Atisbo y no encuentro, acecho y no percibo… ¿Dónde está mi alma? Retorno al camino, rojo deseo encendido y amarga frustración. Intento tallar mi corazón en diamante. Defiendo mi castillo interno y me descubro no ya Señor sino vasallo.
Un recodo del sendero abre horizonte y, carmesí, cubre el haz de la mirada un velo al posarse sobre el perdido anhelo. Indeciso… observo, rojo y negro entre ocre y verde, permanece inalterable, es mi deseo. Su fuego aparenta quemar otros bosques y de ilusión me calcina. Si miro, ¡muero!… y si no, ¡desespero! ¿Qué hacer? ¿Qué sentir? ¿Cómo calmar mi desasosiego?
Me lanzo impetuoso
Y al llegar me quiebro. Traspaso el umbral sin derretir mis hielos. Temblor en las manos, gemir terroso de porvenir incierto. Encuentro mi vacío y allí, por fin, siento: fugacidad en la mirada y en el pensamiento. ¡Ya viene, ya está cerca.. y yo pierdo el aliento!
Cual mar me inunda y su sal cruje en mis pestañas. Áspero sabor quema mis labios entreabiertos. Alzo mis ojos y asalto el vacío. Ruge el león en timbre de cordero y desploma toda defensa sin esfuerzo. Desvalidas fortalezas, mis sentidos saludan al misterio.
La tormenta se calma, el temporal se aquieta. sus ojos y los míos cuajan en estrellas. Mueren mundos fríos y nacen soles cálidos. A través de universos no tangibles me alimento de blanca semilla: germina en mí y crezco, atrapado en la flor de la entrega abandono mi desazón… ¡al menos por un tiempo! ¿Es el amor?