Bobocracia o tontocracia. Plutocracia triunfante.
Bobocracia
El diccionario de la RAE define muy claramente plutocracia como «Situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado». Y también democracia como «Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos». Aún no figura entre sus términos el de bobocracia. Pero ya se sabe que los lenguajes evolucionan más rápido que los diccionarios que los estudian. Así ha nacido el hashtag #tontocracia en twitter. O #dumbocracy para los anglófonos. Esto no hace sino poner de manifiesto el creciente desagrado de cada vez más ciudadanos con los órganos de representación y gobierno. ¿Pero vivimos en una democracia real o en un engaño que nos controla?
Masas manipulables y control político absoluto en manos de los gobernantes. He ahí una pareja bien correlacionada. Una expresión del conocido método del pan y circo. Dice de ello la prensa Nicaraguense: «Así adormecen a la nueva juventud para que no piense en hacer cambios» (La Prensa). Y aunque ellos lo centran prácticamente en el futbol como medio alienante, no les falta razón. Es verdad que como leo en la prensa colombiana hay demasiada corrupción. Muchas «empresas que se adueñan de legisladores y autoridades públicas a través de la financiación de campañas, contratistas que aseguran nuevos contratos, apoyos clientelistas o por dádivas» (El espectador).
Pero no es la única vía, ni la más peligrosa. Tendemos a olvidar a la más venenosa de las amenazas. Ella es la coalición entre poderes (económicos, religiosos, ideológicos o políticos) y medios de comunicación de masas. Mientras sus mentiras soplan sobre los acontecimientos, nosotros flotamos en su viento tóxico.
¿Hay salida?
Al final todo es lo mismo: una lucha por el poder. Si miramos a los más ricos observamos como atrapan el poder y lo usan para enriquecerse aún más a costa de empobrecernos o incluso esclavizarnos. Pero si volvemos la vista a los autoproclamados liberadores (populismos) lo meridianamente claro es que sus gobernantes se enriquecen y el pueblo pasa hambre. Digámoslo alto y claro: somos nosotros mismos, la bobocracia, quienes nos condenamos poniéndonos en manos de plutócratas, mesías o ambiciosos corruptos. ¿Hay salida? Desde luego sin abrir primero los ojos la respuesta es un triste ¡NO!
Decía Aristóteles que «siendo el Estado, así como cualquier otro sistema completo y formado de muchas partes, un agregado de elementos, es absolutamente imprescindible indagar ante todo qué es el ciudadano, puesto que los ciudadanos en más o menos número son los elementos mismos del Estado«. Si esto es así deberíamos articular una vía real para convertirnos en verdaderos elementos activos, protegiéndonos de toda manipulación y defendiendo nuestra libertad frente a todos y frente a todo. ¡No hay alternativa: o ciudadanos o esclavos!
Fuentes
Aristóteles.- [en línea] Del Estado y del Ciudadano. Política · libro tercero, capítulo primero. [consultado: 26/03/2017] [enlace externo]
Río, V.- [en línea] Doomocracy: la pesadilla estadounidense. En: hipertextual.com [consultado: 26/03/2017] [enlace externo]