Consciencia, pensamientos y sentimientos
Dicen que según Descartes la mente ocupa una posición dominante en relación con la consciencia. Su reflejo principal, los pensamientos, podríamos afirmar que la nutren y dan forma. La consciencia es vista de este modo como algo que «se experimenta» por medio del pensar, unificando así los estados «consciente» y «pensante». De esta manera Villanueva [1] nos refiere cómo para dicho autor en «toda propiedad mental, sea memoria, sensación, o cualquier otra cosa: la conciencia tiene que estar ahí«.
Desde esa perspectiva cabría inducir que los sentimientos, en cuanto «propiedades mentales» también son fenómenos conscientes: el amor y el odio, el cariño y la desafección, la ternura y la crueldad, junto a otros, deberían ser considerados manifestaciones conscientes y por lo tanto capaces de ser educadas. Y así parece mostrarse en múltiples viñetas de la historia lejana y reciente. En el caso de nuestro país y sus Más cercanas verguenzas véase sino lo expuesto por Boadella [2]: «hay dos generaciones de niños educados en el odio a España». Añadiríamos también que algunos incluso portando apellidos tan sugerentes como Fernández, Gutiérrez o García.
Es interesante creer que no hay estados mentales carentes de la propiedad de ser consciente; ciertamente es éste es un enfoque simplificador, donde existen «buenos» (los bien educados) y «malos» (condicionados contra el bien). Hasta aquí todos tranquilos, cada uno carga con su responsabilidad en un mundo bipolar y sin matices. Pero claro, siempre hay alguien dispuesto para bien aguarnos la fiesta.
En este caso el Dr. Rubia [3] cumple con dicho papel al considerar que, desde una perspectiva neurológica actual, «El módulo del yo es más bien un intérprete, un observador de lo que otros módulos hacen, un especialista en explicar lo que no controla. En realidad, el yo existe sólo como una ficción conveniente que nos sirve para dar sentido a lo que muchos procesos inconscientes nos obligan a hacer.» Y para rematar la complejidad del tema el Dr. Rubia, citando a William James, nos recuerda que «cada hombre tiene tantos yoes sociales como individuos haya que lo reconozcan y que lleven en sí una imagen de él«.
Consciencia pensamientos y sentimientos. Complejidad
Es decir, que donde antaño pensábamos en términos de «blanco o negro» ahora nos recomiendan considerar un arcoiris tan colorido como variadas sean las influencias sociales que nos acojan en su seno. El yo individual (módulo central de la mente) no termina de aparecer, los yoes sociales pueden ser muchos, convivir en la misma persona y surgir en distintos momentos en función de la situación e influencias del entorno. Y además resulta ser que los módulos de las funciones cerebrales (¿mente no consciente?) «pueden funcionar, en condiciones anormales, aislados unos de otros» y «lo que nosotros entendemos por “yo” o “mismidad”, es tan frágil que puede disociarse fácilmente«.
¿A quién echarle la culpa de los errores en una situación de tal calibre? Parece que ya no basta con apuntar al yo individual. ¿Podría la ciencia estar comenzando a responsabilizar a los sistemas sociales imperantes de los fallos y malos funcionamientos de los individuos, sus crímenes, sus maldades y disfunciones? Si esto es así, resultará que cuanto más arriba se situe el individuo en la pirámide de representación social Más se le podrá exigir por su influencia en los problemas de los ciudadanos. Realmente esto sería una gran novedad pues hasta este mismo momento su ausencia de responsabilidad es notoria y su capacidad de llevar la nave social dando bandazos se manifiesta en los sufrimientos de quienes la tripulan.
Consciencia pensamientos y sentimientos. Referencias:
[1] Villanueva, E.- [en línea] Ciencia cognitiva y conciencia. México. En: DIALNET, revistacontextos.es. [consultado: 11/11/2012] [enlace externo]
[2] Boadella, A.– [en línea] Hay dos generaciones de niños catalanes educados en el odio a España. En: interconomia.com. [consultado: 11/11/2012] [enlace externo]
[3] Rubia, F.J.– [en línea] El cerebro nos engaña. Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 2007. [consultado: 11/11/2012] [Google Books]