Cyborg, el individuo mejorado. Human machine
Desde los inicios de su historia el ser humano ha utilizado la tecnología para compensar sus carencias o sus defectos. Ya en 2720 a.C. los egipcios fabricaban prótesis dentarias con alambre de oro para fijarlas (Torrejón [1]), apareciendo también en dicha cultura las primeras prótesis y órtesis, aunque no se desarrollen hasta la Edad Moderna: «Del siglo XVI data la primera prótesis de mano mecánica, conservada en el museo de Nuremberg y con la posibilidad de realizar flexo-extensión pasiva de muñeca y dedos» (Fernández [2]). I nician el camino de la human machine.
El término cyborg fue acuñado en 1960 cuando Manfred Clynes y Nathan S. Kline lo utilizaron en un artículo sobre las ventajas de los mecanismos hombre-máquina autoregulados en el espacio exterior. Desde entonces se han producido variados intentos en la dirección de la simbiosis entre humanos y artefactos.
El artista británico-irlandés Neil Harbisson se convirtió en el primer cyborg del mundo reconocido por un gobierno tras implantarse, a los 20 años, un eyeborg en la cabeza para poder escuchar los colores y solucionar así la acromatopsia visual que desde su nacimiento le obligaba a ver el mundo en blanco y negro. No ha sido el único: Rob Spence se ha implantado un prototipo de eyeborg diseñado por el ingeniero Kosta Grammatis con capacidad de registrar vídeo; Phil Bowen, colaboró en el proyecto. Grammatic, Spence y Bowen son pues los exploradores del nuevo mundo de prótesis oculares eyeborg. Los afectados por pérdida de visión pueden ya tener esperanzas fundadas en recobrar su capacidad de seguir contemplando el mundo.
La empresa Grindhouse Weware construye dispositivos diseñados para integrarse con el cuerpo humano. Uno de sus trabajadores, Tim Cannon, se implantó un micro controlador en su brazo para medir su temperatura y ritmo cardiaco, autoproclamándose por ello el primer bio-hacker. La experiencia no ha caido en saco roto, como atestiguan nuevas iniciativas tan innovadoras como DIYbio, donde tratan de dar un paso más y trabajar con células y genes para construir biocircuitos, más integrables en el cuerpo humano que los puramente electrónicos.
Un concepto menos invasivo lo constituye Google Glass, un protototipo de pantalla de visualización frontal transparente – el Head-up display (HUD) inicialmente desarrollado para los aviones de combate . El dispositivo se superpone a los ojos y aporta una capacidad extra de realidad aumentada (término acuñado por Tom Caudell en el año 1990) al que lo lleva.
En resumen, el futuro da miedo, pero al mismo tiempo abre caminos esperanzadores para eliminar o al menos paliar las debilidades en el diseño del organismo humano. En el camino que tan bien describe Aguilar [3]: «El ser humano posmoderno es un cyborg [..] un individuo que utiliza la tecnología fruto de la cultura como revolución, anexionándose a ella físicamente«, esperemos poder controlar estas innovaciones para que sirvan al bien social y no a su destrucción.
Fuentes
[1] Torrejón, A.-[en línea] Historia De La Prótesis Fija. [consultado: 05/02/2014] [enlace externo]
[2] Fernández, J.L..-[en línea] Historia, discapacidad y valía. [consultado: 06/02/2014] [enlace externo]
[3] Aguilar, J.-[en línea]-El manifiesto para Cyborgs. 2009.[consultado: 05/02/2014] [enlace externo]