Diálogo de sordos vs tragedia anunciada
Diálogo de sordos: ¿Por qué Sófocles es considerado un clásico y sus mensajes siguen siendo válidos miles de años después? Sófocles (496 a.C. – 406 a.C.) compuso sus obras en el siglo de Pericles, en pleno centro neurálgico de la democracia ateniense, cuando el teatro tenía una perspectiva y motivación educadora y era el estado quien lo fomentaba y se hacía cargo de financiarlo y organizarlo. Curiosamente el método de financiación se basaba en un impuesto que pagaban los ciudadanos ricos. Su cosmovisión innovadora se basaba en el pensamiento racional, por oposición a las creencias clásicas en el destino marcado por la voluntad de los dioses.
Entre la obra de Sófocles podemos encontrar al personaje de Antígona. En ella las leyes humanas chocan con el pensamiento religioso. Sofistas y tradicionalistas debaten acaloradamente sobre la naturaleza de las leyes. ¿Es humana o es divina? Y aunque Sófocles mantuvo una visión teocéntrica del mundo, compartió no obstante el ideal de moderación e igualdad defendido por los sofistas y Pericles en su ideal de democracia laica. La principal virtud de Sófocles consistió en abrirse a las ideas de los demás sin renunciar a las suyas. Supo no sólo oir las opiniones de los demás sino también escucharlas con atención y aceptarlas cuando le convencieron.
La figura de Antígona nos dibuja las consecuencias de una situación donde cada personaje permanece encerrado en su discurso. Viven sin capacidad de escuchar al otro ni de dialogar con él. Cada uno sigue ciegamente sus impulsos y consiguen un final de tragedia. Los hermanos de Antígona se matan uno al otro guerreando por el trono de Tebas. Creonte se convierte en el nuevo rey y dictamina que uno de los hermanos fallecidos (Polínices) no es digno de honras fúnebres y por lo tanto condenado a vagar eternamente por el mundo. Antígona desobedece y entierra a su hermano provocando que Creonte la condene a ser enterrada viva. Antígona se quita la vida para evitar el sufrimiento y arrastra también al suicidio a su prometido Hemón, hijo de Creonte. Finalmente Eurídice, esposa de Creonte y madre de Hemón, recurre también al suicidio al conocer la muerte de su hijo.
Las consecuencias del diálogo de sordos
Todo este cúmulo de desgracias logran hacer reflexionar a Creonte sobre las consecuencias trágicas de su cerrazón. Percibe finalmente su falta de comprensión hacia las ideas, sentimientos y creencias de los otros. En definitiva su falta de diálogo termina por provocar su propia desgracia.
La situación es enormemente significativa y refleja la poca evolución del espíritu humano. El hecho es que han transcurrido 26 siglos desde la democracia de Pericles hasta la situación política española de nuestro momento. Y los altos representantes de una democracia supuestamente consolidada son incapaces de mantener un auténtico espíritu dialogante. No logran llegar a ningún acuerdo que beneficie a los ciudadanos que les han otorgado su confianza y permanecen cerrilmente anclados en un permanente diálogo de sordos. ¿Terminarán como Creonte o liquidarán primero nuestra democracia? Quizás debieran aprender de las lecciones del pasado…