El reino de la mentira. Virtud y vicio.
Mentira, virtud y vicio. En el diálogo de Platón conocido como «Hipias Menor» encontramos una aproximación a la discusión filosófica sobre el concepto del verdadero mentiroso y que según cita León [1] nos lleva a concebir que «el técnico de la mentira, es el hombre que tiene en sí la potencia de saber lo verdadero; esa es la condición de la mentira: quien no es capaz de verdad no es capaz de mentir: Virtuoso y vicioso son el mismo hombre, son de estofa semejante. Sólo quien es capaz de conocer lo verdadero y también de exponer lo verdadero, es capaz de administrar lo falso».
Esa es la posición que mantiene Hipias en el diálogo con Sócrates (Platón [2]), quien sin embargo termina conduciendo al sabio Hipias a una conclusión que éste no gusta de admitir y esta no es otra que «el que comete errores voluntariamente y hace cosas malas e injustas, Hipias, si este hombre existe, no puede ser otro que el hombre bueno«. Virtud y vicio caminan de la mano. El diálogo enfrenta a Hipias a la contradicción pues la conclusión del mismo le lleva a desconfiar de sus creencias, lo cual refuerza la posición de duda existencial de Sócrates pues aquella se refuerza con la realidad del sabio. Verdad y mentira parecen inseparables en la mente del hombre consciente.
No hay eternos ni absolutos
Esto es algo que podrá parecernos inherentemente malvado – y que no gusta para nada a León [1] – y sin embargo es la base del conocimiento científico: no hay teorías eternas ni verdades absolutas y sólo la duda sistemática mantiene abierta la puerta a la búsqueda de la verdad. Lo cual si que parece abrirnos a una verdad que no siendo absoluta si es muy razonable: los radicalismos y los extremismos ocultan la verdad (la duda) por pura necesidad de supervivencia pues ésta es la principal enemiga de sus posiciones inamovibles.
Si lleváramos esta pequeña disgresión al terreno de la política terminaríamos por concluir que los dirigentes no son buenos o malos, pues claramente son conscientes y responsables de lo que hacen. Llevan en sí mismos virtud y vicio. Lo que sí son ciertamente es defensores de sus posiciones e intereses ideológicos, aunque éstos sean contrarios al bienestar de los ciudadanos. El mismo León [1] reconoce que las sociedades contemporáneas pueden tener un gran desarrollo [..] y cierto grado de justicia social y de bienestar [..] al servicio de las mayorías, aunque si el estado «arrebata de los seres el derecho de inventar mentiras y creer lo que a ellos les plazca un gran centro neurálgico de la vida queda abolido. Y hombres y mujeres padecen una mutilación que empobrece su existencia aun cuando sus necesidades básicas estén resueltas».
No confíes en el mentiroso
¿En consecuencia? Por mucho bienestar que nos aporten los mentirosos no deberíamos fiarnos de ellos. Ni menos aún entregarles la dirección permanente de nuestras vidas. Si lo hacemos perderemos una parte esencial de nosotros mismos, nuestra libertad. Pero aún más importante será cuidarnos de los que se intitulan portadores de la única verdad. A esos si les damos poder no dudarán en arrebatarnos nuestros sueños.
Fuentes
[1] León, A.- Breve tratado sobre la mentira. Universidad del Valle. Colombia, 2003. [consultado: 04/06/2016] [enlace externo]
[2] Platón.- Hipias menor. [consultado: 04/06/2016] [enlace externo]