Ser libre ¿En serio quieres serlo?
Ser libre. El «automatismo» en cuanto fuerza ajena a nuestra voluntad, de carácter insoslayable, es inherente a todos los procesos (Arendt [1]) naturales, sea en el microcosmos o a nivel de las escalas macrocósmicas. Las mismas acciones del hombre se convierten en fenómenos históricos y escapan al control de la mano que los desencadenó o que un día soñó mantenerlos bajo control eternamente. Lo único que permanece eternamente en manos del ser humano es su capacidad de actuar con los procesos o desencadenar otros nuevos, bien sea para oponerse, modificar o acelerar los ya existentes. Podríamos intuir así que la libertad humana no reside tanto en lograr el control sobre los fenómenos como en mantener la capacidad para la acción, especialmente en aquellos momentos en que se produce la pérdida de control.
Actuar para ser libre
El hombre siempre necesita actuar, pero si en los momentos de crisis pierde esa capacidad o le es arrebatada por una voluntad ajena, es entonces cuando enfrenta su mayor desafío: ¡avanzar o desaparecer! ¿Dejar la decisión en manos de otros? No nos engañemos… eso equivale a perder lo único que este universo te concede: la capacidad de actuar por tí mismo y así ser libre.
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El verdadero mal para un demócrata es la dominación por otro (Raventós [2]), pues aquel se opone directamente a su libertad ejerciendo una cierta capacidad para interferir arbitrariamente las decisiones del dominado y la mayor o menor benevolencia del tirano «no quita en nada a su dominación» (Domènech [3], op. cit. en Raventós).
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«Yo tengo razón y voluntad; concibo fines y deseo perseguirlos; pero si me impiden conseguirlos, ya no me siento dueño de la situación [..] Tengo que liberarme de los deseos que sé que no puedo realizar [..] retirada estratégica a una ciudadela interior«. Así nos explica Berlín [4] otra alternativa al problema de la libertad. Mi «actividad libre» se refugia a un mundo donde la causalidad del mundo empírico no pueda alcanzarme. ¿Pero es ésto cierto? ¿Acaso los dominios del pensamiento no son producto del mundo empírico y se sustentan en aquel?
Cuidado con el paternalismo
Si somos seres libres y no hay nada peor que tratarnos como si no lo fuéramos, ¿por qué vamos a tratarnos así nosotros mismos privándonos de interactuar con el mundo empírico del que formamos parte? «El paternalismo es el mayor despotismo imaginable», decía Kant. Acaso la huida de la realidad por miedo a que nos controle, la renuncia a la acción misma por la posibilidad de no poder obtener lo que deseamos, la entrega de nuestra responsabilidad en manos de otros, etc… ¿no constituye una renuncia voluntaria a la libertad que nos corresponde?
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Puede que algunos actos causen disgusto social (injustos, violentos, crueles, ¿inadaptados?, etc.), pero quien los realiza tiene «la posibilidad, en el sentido más literal de la palabra, de aumentar su propia libertad» (Berlin). Mientras, quien se aisla de la realidad mundana no hace sino depositar su decisión en manos de aquellos que no tienen miedo a la acción. ¿No será que si queremos ser libres habremos de pelear por conseguirlo?
Fuentes:
[1] Hannah Arendt. [en línea] ¿Qué es la Libertad? Zona Erógena. Nº 8. 1991. [consultado: 07-01-2012] [Enlace externo]
[2] Daniel Raventós. [en línea] El salario de toda la ciudadanía. [consultado: 07-01-2012] [Enlace externo]
[3] Antoni Domènech. “Cristianismo y libertad republicana. Un poco de historia sacra y un poco de historia profana”, La Balsa de la Medusa, núm. 51/52, 1999
[4] Isaiah Berlin. [en línea] Dos conceptos de libertad [consultado: 07-01-2012] [Enlace externo]