Poder político y ciudadanía
Poder político y ciudadanía. A veces la política deja de ser una vía para el consenso (al modo griego) y se convierte en una amenaza para la vida. Lo hace a través del manejo de la violencia extrema y de las amenazas de aniquilación total (humana y de todo ser sobre la tierra). Y entonces llega el momento de preguntarse, como hace Yussef [1] citando a Hannah Arendt, si «política y conservación de la vida, son compatibles«. La misma Arendt [2] plantea en sus palabras el peligro «de que la humanidad provoque su desaparición a causa de la política y de los medios de violencia puestos a su disposición«, sugiere la solución «mediante un gobierno que disuelva el estado en una maquinaria administrativa, que resuelva los conflictos políticos burocráticamente«. Y pone en evidencia el principal obstáculo. Lo hace aclarando que «esta esperanza es de todo punto utópica si por política se entiende —cosa que generalmente ocurre— una relación entre dominadores y dominados».
Por otra parte, en una forma elemental, el poder aparece conceptualizado en doctrina política como «la capacidad de unas personas de imponer determinadas conductas a otras personas, aún contra la voluntad de éstas» (Montbrun [3]).
Parece claro que la relación entre dominadores y dominados se establece a través de este concepto de poder y así debemos asociarlo con la imposibilidad de llevar a cabo una verdadera política de consenso. Por eso resulta muy interesante la pregunta que nos plantea Ramirez [4] ¿para quién gobiernan nuestros gobernantes? Si gobernasen para el bienestar de los ciudadanos que los han elegido deberían gobernar para el consenso, pero si lo hacen para su propio provecho entonces gobiernan para el poder, bien sea el que ellos detentan, el que les ha aupado a sus puestos dirigentes o el que les compra mediante cualquier corruptela.
Poder político y ciudadanía. La corrupción
En la Web de Transparency International se señala: “El Índice de Percepción de la Corrupción 2014 pone de manifiesto que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados”.
En principio tendemos a pensar que habitamos un país socialmente avanzado, donde nuestros representantes trabajan por el consenso más que por el poder. Las cifras no parecen corroborar tal hipótesis: si resulta que el índice de percepción de corrupción se mide en un rango desde 0 (mayor percepción de la corrupción) hasta 100 (corrupción inexistente), estamos sólamente algo por encima de la media y, como siempre, siempre a la cola de toda Europa.
Si lo comparamos con el año 2008, época central del anterior gobierno socialista, encontramos que en aquel momento el puesto ocupado por España era el 28 (menos corrupto) sobre 180 (más corrupto). En 2014 ocupamos la posición 37 sobre 175. Ambos resultados no son como para regocijarse por ellos, pero es que en vez de avanzar retrocedemos. Claramente la política en nuestro país trabaja más – según los criterios de Arendt – para el poder que para el consenso y por ello a la pregunta de ¿para quién gobiernan nuestros gobernantes? no parece que la respuesta correcta sea «para los ciudadanos». La tendencia no es buena según se desprende de las cifras.
Poder político y ciudadanía . Soluciones
¿Soluciones? Quizás no sean perfectas, pero las hay… y nuevamente deben salir del consenso y nunca de la imposición para que sean válidas y eficaces.
Algunas propuestas que vale la pena considerar:
- Siete ideas para luchar contra la corrupción en nuestra sociedad.
- Cómo combatir la corrupción en 6 pasos.
- Combatir la corrupción y la impunidad.
- Como combatir la corrupción, garantizar la transparencia y rescatar la ética en la gestión gubernamental en Iberoamérica: un enfoque centrado en la conducta humana….
Las ideas son muchas y variadas, pero si hay que destacar algunas serían aquellas centradas en el cambio cultural: una educación y una estructura organizacional basadas en la ética, la responsabilidad y la transparencia, donde los representantes, funcionarios e instituciones «sirvan» a los ciudadanos en vez de utilizarlos como sirvientes.
Fuentes:
[1] Yussef, N. [en línea]. Teoría Política Contemporánea: Análisis de «¿Qué es la política?» de Hannah Arendt. [consultado: 21/01/2015] [enlace externo]
[2] Arendt, H. [en línea]. ¿Qué es política? Traducido por Rosa Sala Carbó. Ediciones Paidós, Barcelona, 1997. [consultado: 22/01/2015] [enlace externo]
[3] Montbrun, A. [en línea]. Notas para una revisión crítica del concepto de “poder”. POLIS, Revista latinoamericana 25 | 2010 : Educación. Creación de nuevas relaciones posibles. [consultado: 22/01/2015] [enlace externo]
[4] Ramírez, R. [en línea]. El Poder de la Ciudadanía. En: Aldea Gala. [consultado: 22/01/2015] [enlace externo]