Sacrificios de la libertad. El valor del individuo
Sacrificios de la libertad. Los jóvenes en su adolescencia se guían por modas impuestas por el grupo social y las presiones de la publicidad. Se dejan llevar por ellas, las asimilan y adaptan, convirtiéndolas en parte de su individualidad (citado por Parro [1]). Este proceder en sí mismo no tiene por qué ser considerado como peyorativo. Contribuye a la cohesión del individuo que se está formando con el grupo en el cual se ha de integrar finalmente. Y así se comprende en la reseña de Silla [2] sobre el trabajo de Gabriel Tarde «Monadología y sociología». Se afirma textualmente que «la imitación prepara la sociedad, preexiste a la sociedad. Es imitando y siendo a la vez imitado como se establecen las relaciones socializantes«.
Pero todo adolescente ha de convertirse en adulto. Y para ello ha de renunciar al cómodo comportamiento de la observación e imitación para adentrarse en el descubrimiento de sus propios senderos. Es así como contribuirá no sólo a la preservación de su sociedad sino a su engrandecimiento. Y en el mundo que nos acoge actualmente el medio contributivo por excelencia es la emergente Web 2.0. Es ahí donde la creatividad crece exponencialmente de la mano de la revolución comunicativa y el boom de la interacción social online. Los sacrificios de la libertad incluyen la renuncia a la comodidad en la búsqueda de la creatividad.
La comodidad imitativa da paso a la urgencia por la reafirmación personal en el seno del grupo. De este modo se superan más fácilmente los miedos normales a enfrentar nuevos proyectos. Así se comprende mejor a Domingo [3] cuando expone que «La creatividad, la libertad en la Red, el aprendizaje compartido y solidario con el resto de los miembros del colectivo, poniendo en común y de forma pública los descubrimientos realizados, la búsqueda del reconocimiento social por parte de sus colegas son los principales elementos que definen la ética hacker«.
Así califica este autor a La Web 2.0 como una actitud donde el crecimiento del individuo sirve al bien social común. Este principio no deja de ser revolucionario pues por fin cada ser humano se convierte en objetivo de sí mismo, deja de ser un mero objeto productivo, y creciendo él mejora aún más a su colectivo social. El individuo-músculo empieza a ceder empuje ante el individuo-cerebro. Y así como perder un músculo es fácilmente compensable con otro, no pasa lo mismo con el reino de las ideas: cada cerebro no aprovechado por la sociedad puede ser una oportunidad que jamás vuelva o descubrimientos que nunca lleguen.
Sacrificios de la libertad.
El valor del individuo está en alza y la responsabilidad de la sociedad en la educación y desarrollo de sus individuos no constituye únicamente una reclamación moral sino también una inversión de futuro. Todos hemos de sacrificarnos más en pro de la libertad global: el individuo ha de sacrificar sus egoismos ancestrales y la sociedad sus ansias de cosificar al individuo para reforzar su poder sobre él. Se impone la comunicación y además ya contamos con los medios para ello. ¿Construimos una inteligencia colectiva? ¿Jubilamos a los dirigentes inútiles? Ummmm… ¿dejamos ya de ser adolescentes?
Sacrificios de la libertad. Fuentes
[1] Parro, I.– [en línea] IDEAS Y COMENTARIOS SOBRE SOCIALIZACIÓN PRIMARIA: LA EDUCACIÓN Y LA TECNOLOGÍA EN EL PROCESO DE FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD SEGÚN VARIOS AUTORES. Universidad Complutense de Madrid. [consultado: 16/09/2015] [enlace externo]
[2] Silla, R.– [en línea] RESEÑA BIBLIOGRÁFICA. RMA Reseñas – Antropología Social [consultado: 16/09/2015] [enlace externo]
[3] Domingo, C.– [en línea] La Web 2.0. Una revolución social y creativa.TELOS, cuadernos de comunicación e innovación, nº 74. 2008. [consultado: 16/09/2015] [enlace externo]