El poder de las ideas vs las ideas del poder
Los hombres podrán arrastrarse tras la riqueza, pero el auténtico corazón del poder son las ideas: ellas hacen que la sociedad se mueva en su favor o en su contra, pero para ello tienen que transmitir impulso. Y es en este aspecto donde sobresalen las clases socialmente dominantes, saben muy bien cómo inducir a los grupos humanos hacia comportamientos que les cedan el control social, económico y político.
Aunque la fuerza bruta fue la primera de tales palancas y perpetúa hasta nuestros días las bondades de la violencia en el campo del sojuzgamiento (Clausewitz [1]: «La guerra es una mera continuación de la política por otros medios»), no tardó en hallar un duro competidor en el ámbito de las creencias.
La historia de la humanidad está llena de ejemplos sobre cómo ambos sistemas de dominio han competido por el poder hasta terminar en una alianza de conveniencias. Dice Rinsdale [2]: «It is assumed [..] that as any power expands, so will the language spoken by that power (es comunmente aceptado que a medida que cualquier poder se expande, también lo hace el lenguaje utilizado por ese poder)» y así hemos visto como una tercera palanca se ha ido incorporando, la economía.
¿El resultado final? Un nuevo lenguaje donde se combinan el poder de la fuerza, de las creencias y de la economía. Et voila: el nuevo orden mundial de las ideas disfrazadas de inocuas y sin embargo profundamente esclavistas, listo para servir a las clases privilegiadas, sus dueñas.
¿Y qué ocurre con las ideas liberadoras? Pues que simplemente falta un elemento unificador en torno al cual se puedan desarrollar y hacer fuertes. En su estado actual no son enemigas para el egoismo, la ambición, la falsedad y la falta de escrúpulos características de las clases privilegiadas. Quizás sea por eso por lo que triunfan con tanta facilidad los movimientos integristas, tienen la suficiente fuerza para oponerse al poder pues sus ideas son tan radicales y faltas de ética como las de los poderosos, para ambos el fin justifica los medios y cualquier medio – crueldad, tortura, violencia- es válido para cumplir sus objetivos.
¿Existe una alternativa humana a estos dos extremos? ¿Seremos capaces de encontrarla antes de la destrucción total? Le asiste toda la razón a Llano [3] cuando al hablar de la Universidad afirma que «es preciso descubrir una y otra vez caminos aún no hollados que ofrezcan salidas a problemas que parecen habernos conducido a callejones sin salida«. Porque cuál es sino el mundo de la educación el mejor crisol para las nueva ideas. Sin embargo nuestra moderna Universidad ha perdido el empuje revolucionario de antaño, dejándose atrapar por los cantos de sirenas del consumismo. ¿Quién será capaz de tomar el relevo e impulsar alternativas viables, ideas con poder capaces de hacer frente al poder de las ideas reinantes?
https://www.youtube.com/watch?v=TY3nGRdvC1Q
Fuentes
[1] Clausewitz, C.– [en línea] De la guerra. En librodot.com [consultado: 05/10/2015] [enlace externo]
[2] Rinsdale, M.- [en línea] The dialectic of a global language. [consultado: 05/10/2015] [enlace externo]
[3] Llano, A.- [en línea] Repensar la universidad. [consultado: 06/10/2015] [enlace externo]