Egueire: una familia en el corazón
Egueire mantuvo su lucha durante más de un año. No fue fácil conseguir financiación y llevar a buen término la construcción de la Maternidad. Y finalmente el grito de socorro de las mujeres de Nandibou 2 ha tenido respuesta. La población de esta bonita aldea de Costa de Marfil había solicitado a la ONG Egueire ayuda para paliar la gran mortalidad de las mujeres en el momento del parto. El camino fue duro, pero el día 2 de diciembre de 2017 una delegación de Egueire, con su presidente Desiré Kouakou Tanoh, estaba presente en la ceremonia de inauguración.
Allí estaban las autoridades centrales y locales del país. La presencia solemne del embajador de España en Costa de Marfil, D. Luis Prados Covarrubia, contribuyó a dar merecido realce a la ceremonia. Sin embargo fueron las poblaciones locales y representantes de otras comunidades de todo el país quienes marcaron más profundamente el evento. Fue la gente quien nos mostró en directo la intensidad de su agradecimiento por el regalo de la maternidad. Y también el profundo afecto hacia todos los españoles que – sin estar obligados por lazos de sangre o familia – se han preocupado por ellos como si fueran sus propios hermanos.
La delegación de Egueire: lo que mejor describiría al grupo el 23/11/2017, al inicio de su viaje, sería su disparidad. Gentes de distintas procedencias y profesiones. Variados temperamentos y caracteres. Visiones diferentes marcadas por las singulares experiencias de cada uno. En resumen un ramillete de personalidades heterogéneas y variopintas. Todas ellas unidas en principio por una única característica común. Ésta era la voluntad de tomar su conocimiento de África en la distancia y convertirlo en proximidad real con los africanos y su realidad vital y cotidiana.
Y sin embargo al abandonar Costa de Marfil el día 6 de Diciembre, una vez finalizado el viaje, algo ha cambiado en el seno del grupo. África ya no es una simple idea o una mera voluntad de colaborar. Ahora se ha convertido en un sentimiento compartido. Costa de Marfil y sus gentes se han hecho parte de sus vidas. El equipo vuelve cambiado. Las diferencias no sólo no han destruido la convivencia sino que han servido para hacerla más fuerte y cohesionada.
África ha recibido su regalo, pero también nos ha dado el suyo: una lección de convivencia, de respeto y de hermandad en la diversidad. Ser miembro de Egueire ya no es únicamente formar parte de una ONG. También significa sentirse parte de una comunidad que sobrepasa las etnias, los lenguajes y las creencias. Ha nacido así una familia que trasciende las fronteras. Y a esa transformación contribuye tanto la solidaridad de los que aportan bienes materiales y trabajo como el inmenso espíritu de alegría y acogida del que hacen gala los africanos.
La luz que brilla en los ojos de todos los niños marfileños nos ilumina. Las familias nos han acogido en sus casas con generosidad y alegría. Nos han brindado protección y cariño. Y así nos han cautivado. La profesionalidad de todos los que han colaborado para convertir una idea en una solución clave para una comunidad desesperada nos ilusiona.
Egueire nació en 2008 en Mazaricos (A Coruña). Fue el fruto de un hermanamiento entre gentes de dos países tan diferentes como Costa de Marfil y España. Ahora el bebé ha crecido. Y tras sus pequeñas realizaciones anteriores por fin inicia su edad adulta. Lo hace a través de la inauguración de su primer gran proyecto, la Maternidad de Nandibou 2. Aun así, no son las obras materiales su única realización importante. Hay un mérito mayor entre todo lo conseguido por Egueire. Y éste es la creación de una gran familia en el corazón. De esta verdad son testigos directos los miembros de la Delegación de Egueire presentes en este pequeño pero crucial viaje.
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