Espíritus Libres. Inconformistas sin limitaciones
Hay muchas definiciones de «espíritu libre», supongo que como de cualquier concepto dado lo equívoco del lenguaje. Pero me serviré de la primera acepción señalada por el Urban Dictionary puesto que es a la vez simple y clara.
«One who is not restrained, as by convention or obligation; a nonconformist«.
- No sujeto a restricciones. (RAE: Ceñir, circunscribir, reducir a menores límites)
- Sin aceptar convenciones. (RAE: Norma o práctica admitida tácitamente…)
- Carente de obligaciones (RAE: Imposición o exigencia moral…).
- En resumen: un inconformista (RAE: Hostil a lo establecido…).
Así pues para conceptuarnos como espíritus libres deberíamos ser hostiles a todo aquello que nos limita de manera tácita, imponiéndonos condiciones materiales o morales no sujetas a una reflexión personal.
Esto se parece bastante a lo que los ingleses denominan open-minded: «having a mind receptive to new ideas, arguments, etc.; unprejudiced» (The Free Dictionary). Es decir, mantener nuestra mente abierta a nuevas ideas y argumentos, esquivando los prejuicios.
Los líderes religiosos más radicales siempre han luchado contra el librepensamiento [1], así como lo hicieron los más afamados fascistas y lo hacen hoy los neocapitalistas ultraconservadores. Todos ellos forman parte de lo que se ha dado en titular «integrismos».
En esta misma línea se levantan voces femeninas reclamando cambios conceptuales tan interesantes como la sustitución del concepto de ciudadanía (elitista y exclusivista) por el de cuidadanía:
«Se trata de reconocer a la gente en su diversidad, reconocer la vida en su pluralidad y en la imposibilidad de encorsetarla, de reducirla a normas.» [2]
¿No se parece esto enormemente al concepto de espíritu libre que hemos expuesto al principio? ¡Qué curiosas implicaciones tiene el librepensamiento!
Es muy significativo el mapa de la censura en Internet. Lo más llamativo es que únicamente no hay censura donde prácticamente el acceso a Internet no existe. El mundo avanzado se caracteriza pués por un miedo declarado a los espíritus libres.
El siguiente es un extracto de los Apuntes Autobiográficos de:
Albert Einstein, Open Court Publishing Co.
LaSalle y Chicago, Illinois, 1979.
Estos párrafos aparecen sobre pp 3 y 5.
Cuando yo era un joven razonablemente precoz me impresioné completamente con la inutilidad de las esperanzas y los esfuerzos que persiguen sin descanso la mayor parte de los hombres por la vida. Además, pronto descubrí la crueldad de aquella persecución, que en aquellos años estaba cubierta mucho más cuidadosamente por la hipocresía y las palabras brillantes que hoy. Por la mera existencia de su estómago cada uno ha sido condenado a participar en aquella persecución. El estómago bien podría ser satisfecho por tal participación, pero no el hombre en la medida en que él es un ser pensante y el sensible que ser.
Como primera salida estaba la religión, que es implantada en cada niño por vía de la máquinaria de educación tradicional. Así llegue – aunque niño de padres completamente irreligiosos – a una religiosidad profunda, que, sin embargo, alcanzó un final abrupto a la edad de doce. A través de la lectura de libros populares científicos pronto alcancé la convicción de que muchas de las historias de la Biblia no podían ser verdaderas.
La consecuencia fue una orgía positivamente fanática de librepensamiento acoplado con la impresión de que la juventud es engañada intencionadamente por el estado a través de mentiras; esto era una impresión aplastante. La desconfianza de toda clase de autoridad creció de esta experiencia, una actitud escéptica hacia las convicciones que estaban vivas en cualquier ambiente social específico – una actitud que nunca más me ha abandonado, si bien, más tarde, esto haya sido atenuado por una mejor perspicacia de las conexiones causales.
Es bastante claro para mí que el paraíso religioso de la juventud, que así ha sido perdido, fue una primera tentativa de liberarme de las cadenas de lo «simplemente el personal», de una existencia dominada por deseos, esperanzas, y sentimientos primitivos. Allá afuera estaba este mundo enorme, que existe por separado de nosotros los seres humanos y que está de pie ante nosotros como una criba grande, eterna, por lo menos parcialmente accesible a nuestra inspección y pensamiento.
La contemplación de este mundo fue como una liberación, y pronto noté que muchos hombres a quienes yo había aprendido a estimar y admirar, habían encontrado la libertad interior y la seguridad en su búsqueda. El asimiento mental de este mundo extra-personal dentro del marco de nuestras capacidades se presentó a mi mente, mitad conscientemente, mitad inconscientemente, como un objetivo supremo. Hombres motivados de modo similar, del presente y del pasado, así como las ideas que ellos habían alcanzado, eran los amigos que no podían perderse. El camino a este paraíso no era tan cómodo y atractivo como el camino al paraíso religioso; pero se ha mostrado confiable, y nunca he lamentado haberlo escogido.
——— FUENTES ———
[1] Parra-Escobar, E. [en línea] La doctrina social de la iglesia frente a la revolución social. NUEVA SOCIEDAD NRO.36, MAYO-JUNIO 1978, PP. 53-60. [consultado: 04-09-2011]. Disponible en PDF.
[2] Junco, C.; Pérez Orozco,A.; Sira del Río. [en línea] Hacia un derecho universal de cuidadanía (sí, de cuidadanía). [consultado: 04-09-2011]. Disponible en PDF.