Otra España es posible
Cada día cuando me castigo los humores frente a las noticias, sean de las televisiones o de los diarios online (da igual), me cabreo más profundamente al percibir cuán estúpidos nos considera el poder estatuido: la juez Alaya destituida, el juez deja a Rodrigo Rato en libertad, injusticias salariales en el deporte, etc…
Para muestra baste con esos tres botones. ¿De verdad nos conciben incapaces de ver la realidad o símplemente se burlan de nosotros desde las alturas de su poder? Y aún así nuestros afamados boyeros siguen cantando el aleluya por su bienhacer y espectaculares resultados económicos (el paro es cosa del pasado) y sociales (13 millones de pobres). ¿Esta es la justicia que nos merecemos: tanto circo para tan poco pan?
¿Quién combate la corrupción?
Por todo eso cuando leo que Ciudadanos considera asunto prioritario la justicia, cuya reforma debe ser profunda: independizando a los jueces de los políticos, persiguiendo e impidiendo la corrupción de las instituciones y de los gobernantes, eliminando aforamientos, implantando un régimen estricto de incompatibilidades, combatiendo el dedazo en la otorgación de cargos y contratos, revalorizando la defensa de los ciudadanos de a pie, etc..etc…etc…, no puedo por menos que gritar en silencio «ahí le han dado«, eso se merece un gran voto de confianza.
Porque los demás pasan de puntillas sobre este tema. Así es porque todos están atrapados como si fueran arenas movedizas. Pero lo cierto es que sin corregir estos pies de barro nuestra democracia terminará por derrumbarse en ruinas.
Solo faltaría crear un organismo que vigile activamente la limpieza del sistema. Una especie de asuntos internos de la justicia y la política. Y que por primera vez nos muestre que es posible poner coto a la injusticia no solo entre los débiles sino también en el campo de los poderosos. Mientras no veamos condenas ejemplares y recuperación del patrimonio usurpado, la confianza democrática seguirá siendo una mera aspiración pero nunca una realidad.