Transformaciones socioculturales y Sociedad de la Información
Está surgiendo «una nueva morfología social» (Castells [1] op. cit.) donde todos los procesos y funciones se organizan en torno a la red y se conectan a través de los «conmutadores», constituyendo un nuevo sistema de poder descentralizado y distribuido en los nodos de la red por un lado y en los programadores (generadores de contenidos), sumergiendo a la sociedad actual en una transformación que todavía no sabemos muy bien cómo manejar para evitar, incluso, su posible autodestrucción.
Poco a poco las redes lo enlazan todo – como nos recuerda Katz [2] – en un misma «dinámica de flexibilidad» y «lógica de interconexión», incluyendo o excluyendo a los individuos por razones que pueden variar según el alcance geográfico, pero caracterizándose casi siempre por ser económicas, geográficas o culturales. La nueva Sociedad Red crece gracias a un sistema económico, fundamentado en la empresa-red y en las redes financieras, apuesta por la tecnología, la usa para crear su tejido nervioso informacional y arriesga mucho, a veces sin control, tras la utopía del beneficio para todos y bajo el espejismo de los grandes beneficios.
Se ha creado una nueva élite de privilegiados que manejan los hilos del conocimiento, materia prima de la transformación económica. Pero el nuevo sistema ha dado tremendos pasos atrás en materia social: la distancia entre ricos y pobres ha aumentando desorbitadamente, concentrando en unos centenares de familias tanta riqueza como en la mitad de la humanidad menos favorecida. La creciente segmentación social entre trabajadores “privilegiados” y “marginados” está alejando a las clases medias de los Estados a los que sustenta, derivando en una fractura profunda entre ciudadanía y política.

El Estado del bienestar se encuentra en peligro, junto a los derechos que los trabajadores tardaron siglos en conquistar y la esperanza de que la utopía tecnológica de la Sociedad del Conocimiento pudiera equilibrar los desarreglos que nos había dejado la etapa industrial. La Sociedad Virtual no está logrando ser más justa ni más humana que su predecesora.
Si la Sociedad del Conocimiento, de la Información y de la Red resume realmente – como afirma Krüger [3] – las transformaciones sociales que nos acontecen y nos ha de servir para analizarlas, deberíamos avanzar que los factores cognitivos, la creatividad, el conocimiento y la información han de contribuir cada vez más a la riqueza, pero no únicamente a la de la empresa como afirma Krüger, sino a la de la totalidad social. De lo contrario caeríamos en un reduccionismo económico que identificase sociedad y economía, producción y humanidad, consumismo compulsivo y civilización. Por ese camino únicamente hay algo seguro, la inmadurez colectiva y la instrumentalización de la persona al servicio de los objetivos económicos: una auténtica sociedad de robots, de carne y hueso, pero sin espíritu.
Nos encontramos pues en un momento crucial en relación con el triunfo o fracaso del nuevo paradigma del informacionalismo, porque no basta con la tecnología para crear una nueva cultura. Si la nueva Sociedad de la Información se aleja de un lenguaje (de hechos) comprensible para la ciudadanía podríamos encontrarnos ante un caso “de evidente no comprensión”, similar al citado por Lozano [4] en relación con la famosa conferencia del matemático Chebysev. Si la nueva sociedad quiere que sus miembros reciban el mensaje habrá de tener en cuenta que “emisor” y “destinatario” no son – como nos explica Lozano – “meros polos, semánticamente neutros”. La comunicación, para ser efectiva y modificar la cultura, deberá constituir una transformación y no una mera transferencia de información: se requiere una construcción cultural de doble dirección, donde las sociedades y las tecnologías establezcan un diálogo fructífero.
Si los mensajes “seleccionan” a su público – como trata de explicar Lozano citando a Lotman – entonces no habrá una auténtica “Sociedad” del Conocimiento mientras una parte significativa del público “huya” del emisor. La nueva configuración social necesita, para integrar definitivamente el informacionalismo en su historia, hablar tantos lenguajes como sociedades (culturas) destinatarias formen la sociedad con mayúsculas, la de todos: plural, multicultural, horizontal y participativa. Se debe comprender que no es posible desligar el “texto” (mensaje cultural) del uso que el público hace de él y aceptar la afirmación de Lotman – citada por Lozano – sobre la “semioesfera” como “aquel espacio semiótico fuera del cual no es posible la existencia de la semiótica”. A semejanza de la biosfera, la semioesfera nos aporta un espacio unificado de significados, una aproximación a la cultura de todos donde ésta no es posible si si alguna de sus partes queda “excluida”.
En una Sociedad del “Conocimiento” son las universidades las instituciones sociales mejor posicionadas para preparar a los ciudadanos para la trasformación social en marcha. El problema a que se enfrentan – en palabras de Casas [5] – no reside tanto en prepararnos para el uso de las tecnologías concretas, como “en la falta de un marco conceptual adecuado para guiar el uso de la tecnología”. Y esto es especialmente grave cuando afecta a los formadores y dirigentes que teóricamente habrían de capacitar y guiar a las nuevas generaciones para enfrentarse con éxito a la imparable transformación social de la nueva Sociedad Red.
El primer obstáculo, como bien determina Casas, es la “actitud” y sin dar un paso firme en esta dirección, no es probable que se pueda conseguir preparar a los estudiantes para la reorganización generalizada en red a la que se enfrentan. En este contexto hay que comenzar por entender – como sugiere Aiello [6] – que si para Mcluhan “el mensaje es el medio”, en la educación de hoy “el medio es el mensaje”.
Fuentes
[1] Castells, Manuel (2004). La Sociedad Red: una visión global. Madrid: Alianza Editorial, 2006. De la política en los medios a la política red: Internet y el proceso político. [consulta: 02-01-2011]. Disponible: [revisión]
[2] Katz, Claudio. [en línea] El Enredo de las Redes. Un Análisis Crítico de M. Castells. . [consulta: 02-01-2011]. Disponible: http://www.monografias.com/trabajos912/enredo-de-redes/enredo-de-redes.zip
[3] Krüger, Karsten. [en línea] El concepto de la «Sociedad del Conocimiento». Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales. universidad de Barcelona, 2006. [consulta: 02-01-2011].
Disponible: http://www.ub.es/geocrit/b3w-683.htm
[4] Lozano, Jorge. [en línea] La semioesfera y la teoría de la cultura. Facultad de Ciencias de la Información (UCM). [consulta: 02-01-2011]. Disponible: https://www.ucm.es/info/especulo/numero8/lozano.htm
[5] Casas, Miguel [en línea]. Nueva universidad ante la sociedad del conocimiento. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento. 2005. [consulta: 02-01-2011]. Disponible: [download id=»3970″] [Enlace externo]
[6] Aiello, Martín. [en línea] El blended learning como práctica transformadora.Universitat de Barcelona. [consulta: 02-01-2011]. Disponible: [download id=»3973″] [Enlace externo]